¡¡Qué alegría estar de nuevo con Carlos y Paco Pepe!!, a los que no veíamos desde la rápida visita a la Bolera en el puente de octubre, ¡y con JJ, después de 1 mes!.
El ordenador de Eu con su mismo Carisma, jejeje
Desayuno sobre las 8.30 y pal coche. Durante el trayecto comentábamos que ya podría aparecérsenos la Virgen de los barranquistas, para que cierta cadena de cierta pista estuviese abierta, y poder subir con el coche hasta un punto a partir de donde la aproximación, aunque larga, es por pista y muchísimo más cómoda... éste milagro se produce como el Cometa Halley, 1 vez cada 75 años y.... ¡¡¡¡¡ERA EL DÍA!!!!!... a Jesús casi le da un pasmo.
Los 6 estábamos ilusionados; el barranco es de los que tienen encanto, bonito y nada frecuentado; eso sí, el estar a 1600 m de altitud, a finales de noviembre y alimentado por agua de deshielo tiene un “encanto” adicional: que el agua está acondicionada para pingüinos y osos polares.
Al principio sólo nos metíamos hasta las rodillas o la cintura, pero en la última parte del barranco, cuando ya no sabíamos si teníamos pies o dos carámbanos, casi todas las pozas cubrían. Con deciros que Jesús: “el-que-hace-barrancos-solo-con-lycra”, y Paco Pepe, que parece que se haya criado en edad de hielo, echaron muuuuucho de menos sus chaquetas; y que Berrios “el-que-todo-lo-salta” entraba en las pozas con la delicadeza de una ninfa de los lagos, ya os podéis hacer una idea.
Pero el frío fue secundario comparado con el disfrute del barranco: 2 horas y media en un entorno increíble, agua cristalina, rápeles preciosos (y resbaladizos, como el barranco), chistes, risas, toboganes, numerosos “AAAAAAAAAAAAHHHHHH” “¡COÑO, QUE FRÍA!” “AH AH AH AH” “UUUUJUJUJUIIIIIIIII”,
A las 16.45 llegábamos al coche, Carlos se nos había adelantado... las filtraciones a través de los “tomates” de sus escarpines le habían transformado en el Carl Lewis de los retornos barranqueros, y ya estaba cambiado y comiendo algo que había “pillao” por el coche.
Habíamos quedado a las 9.30 en casa con Cristina (Granada), la última vez que la vimos fue hace meses en La Bolera, sólo un par de minutos. Por fin se había animado a hacer un barranco con nosotros....¡¡no sabía lo que le esperaba!!.
Aquí aún sonreía, jijiji
Habían 3 opciones: hacer el tramo inferior (dos últimos rápeles con un acceso de 10 minutos), hacer el tramo medio (unos 5-6 rápeles con 1 hora y media de acceso) o hacer la integral, con más de 2 horas de acceso y unos 7-8 rápeles.
El día amaneció, si cabe, aún más soleado que el anterior, dejamos el coche muy cerca del barranco y comenzamos a andar.
La Magdalena al fondo
Llegamos a una zona más llana y allí almorzamos. A pesar de todo, había pendiente y el casco de Cris empezó a rodar, así pudimos comprobar que la tía corre como un galgo, porque lo adelantó... aquello había sido la primera “casualidad”, a la que seguirían más...AH, AH, AH!!!!.
Cris sonrie tras ganar en el corre y atrapa...
Intento fallido de confundir al Don
Es-pectacular Castril
Llevábamos mucho tiempo subiendo y sospechábamos que el acceso a la parte media del barranco debía estar cerca, así que en una zona donde se podía empezar a bajar o seguir ascendiendo por un sendero optamos por lo primero.
Si la subida había sido de órdago, la bajada tenía tres pares de c......: la misma pendiente, pero “pabajo”, primero por una pedrera donde Cris sufrió la segunda “casualidad”, y fue capaz de esquivar una roca de medio metro que rodaba hacia ella.
Vamos allá!!
Pedrera por la que bajamos
Piedraaaaaaaaaaa!!!
La pedrera tenía zonas de tierra suelta en la que nos caíamos continuamente, luegos destrepes hasta el punto de llegar a enriscarnos, como le pasó a Jesús, que llegó a un punto que ni “palante” ni “patrás”, y parecía una cabra allí subido. Al final echamos una cuerda a un árbol para salvar los últimos metros....
El buen árbol
Cris, alias contorsonista bajando y Jesús enriscao mirando
Y seguíamos bajando y rodeando la montaña que antes habíamos subido y, por tanto, retrocediendo... aquello no cuadraba y teníamos la mosca detrás de la oreja cuando Móni dijo lo que todos pensábamos: “creo que vamos a aparecer en los últimos rápeles”.
Pues señoras y señores, niños y niñas... EFECTIVAMENTE, continuamos un poco más y, DESPUÉS DE MÁS DE DOS HORAS AL MÁS PURO ESTILO “PABERNOS MATAO”, llegamos a los dos últimos rápeles, a los que se accede en DIEZ MINUTOS... ¡¡¡nos moríamos de risa!!!.
Una vez en el barranco (es decir, casi en la salida) dejamos los trastos y nos acercamos a ver desde abajo los 2 rápeles anteriores, “poniendo a Dios por testigo de que no volveríamos a intentar la Madalena en su tramo medio”, sino la integral, total, después de esto... ¡¡¡que nos echen un galgo!!!.
Sólo teníamos dos rápeles y había que sacarles partido, así que, cada uno a su manera, se volvió “to loco” para darle emoción: JUANJO bajó un tramo del primer rápel por donde no era y le tocó remontar y en otro se metió en una maraña de hiedra.
JESÚS en medio de todos y subido a una roca parecía el nuevo Ken modelo “barranquero hiperactivo”: tú, pon el ocho; tú, baja por ahí; tú, coge la cuerda; tú, sube; tú, monta... JAJAJAJA.
Yo metí la pierna por la vaga de anclaje y me quedé bloqueada como un jamón con la pierna a la altura de la oreja en un rápel de 2 m hasta que Ken dejó de descojonarse y me echó un cable, luego me metí en la misma maraña que JJ.
Por su parte, MÓNI, estaba muy ocupada preparando la última trampa para Cris: dejar la cuerda corta en el último rápel (jejejeje, ¡¡mira que disfruta la gamberra con éstas cosas!!), nuestra Granadina nos confesó que era la primera vez que la desembragaban... ¡¡¡¡¡eeeeehhhhhh, pero una mujer!!!!!. CRIS, desde luego, bastante había tenido con salir intacta de nuestras pruebas...oyesssss, que no pudimos con ella... ¡¡¡sí señor, es una campeona!!
Como siempre, disfrutamos muchísimo del día; el pateo había sido una auténtica caña y nos reímos, si cabe, más que otras veces, solo de pensar que habíamos hecho el pateo de la integral y los rápeles de la parte final!!!!.
Sobre las 16.30 llamó Chema (nuestro “geoloco”), había estado con dos amigos en la cueva de Don Fernando (entraron el sábado y habían hecho noche dentro) y antes de tirar para Granada nos hicieron una visita. Cris se fue un poco antes, prometiéndonos que repetirá (genial!!!) y después los tres espeleólogos.
Lo malo de los domingos es que hay que volver y algunos tienen, como Móni, 5-5.30 horas de viaje, así que recogimos, le dimos montones de besos y abrazos a nuestro a JJ y en marcha. Dejamos a Jesús en su coche cerca de Murcia, yo me quedé en Alicante y nuestra Rubia siguió hasta Valencia, durante el viaje.... montones de planes para los siguientes fines de semana que esperamos contaros pronto
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