Para éste no habían barrancos en mente, sino algo diferente que hacía muchísimo tiempo que no disfrutaba y algunas no lo habían hecho nunca.
El plan propuesto en su día por Jose, era realizar un pateo nocturno por la Sierra de Serrella en Benasau, alumbrado por una preciosa luna llena que este fin de semana habría.
Así pues, con Truc y Oto que esta vez nos acompañarían, recogía a Raquel y caminito a Benasau. En el Bar de L’Escola, nos reunimos para cenar con Jose, Eu, Eva B, Coca, Carlos y Chato (su cañero perro)
Eran ya las 24.00 h y los licores de la tierra no nos dejaban salir del Bar, y no lo hubiéramos hecho si Lydia a base de “simpáticos” comentarios nos invitara a perdernos de una vez por la montaña.
El eco de nuestras risas, retumbaba por todo el pueblo y la tranquila noche dejó de serlo cuando apareció Eu dispuesta a ser la protagonista de la crónica de este fin de semana.
Se fue con un ....”Ahora vengo que me tengo que organizar la mochila...”” y llegó..
“Una Rubia pegá a una mochila”
No os podeis imaginar la Panzá a reir cuando apareció con ella...¿pero no ibas a organizarla??, jajaja.
Cuando Carlos la vió mientras se marchaba en la furgo, no pudo evitar desearle unas acertadas palabras de ánimo: “Que la fuerza te acompañe”, juajua.
Y cuando empezó a andar, y cuando empezó a subir, y cuando paraba y cada vez que la mirabamos no podíamos evitar partirnos y pensar ¡¡qué narices llevará ahí dentro para una noche y una mañana!!
Pon una Eu en tu vida!!, No te aburrirás...jejeje.
Cada 2 por 3 parábamos para admirar las vistas nocturnas desde los miradores a los que nos llevaba Jose y el horizonte de estrellas y nubes bajas.
Eran las 3 am y menos Jose y Eva que estaban como unos fresones, y aún tuvieron ganas de subir un pico cercano, los demás moríamos de sueño y decidimos poner remedio al asunto.
Plá de la Casa al fondo.
Entrada al Barranco del Teular.
Llegando al mirador
Raquel, que empezó a dolerse de uno de los pies decidió no acompañarnos y echarse una buena siesta en el mirador de la base del pico. El resto emprendimos la subida por la senda de las Cucas y que, a través de una chimenea, nos llevaría a la cima.
Vistas de Guadalest
Y su pedazo tronco..
Cucas
Mis niños y yo.
Eva y Eu subiendo hacia la chimenea
Mis perros, que poco están acostumbrados a tanto trajín, necesitaron de nuestra ayuda para poder salvar algún mal paso, pero que se dejaron hacer sin rechistar ¡¡estaban flipaos!!
Jose y yo ayudando a subir a Oto.
Qué preciosidad de paso entre crestas, las vistas no podían ser mejores. Al llegar al llano, y tras visitar la Gran Nevera, nos acercamos a la cima en la que firmamos en el “libro de visitas” que allí había, realizamos las pertinentes fotos y emprendimos la bajada por la senda convencional, hasta volver a reunirnos con Raquel.
Eu en el llano de camino a la cima.
Eva, Truc y yo en la cima
Relajándonos
Eu
Fijaros en la forma del Pino.
Raquel en cruce de caminos.
La otra opción, era regresar por la cresta del Pico Serrella, pero el cansancio nuestro y el de los perros, la mochila de Eu, el pie de Raquel, y la sabrosa comida que nos esperaba en el bar, nos hizo tomar la ruta más fácil.
De regreso
Llegamos ya lloviendo y rodeados de Guardia Civil, ambulancia. Bomberos y personal de Protección Civil...Tranquilos que no fuimos nosotros....jejeje.
El despliegue se debía al Rallye de la Ciudad de Alcoy que se celebraba durante ese fin de semana, por toda la contorná.-
Llegamos al bar, Oto arrastrándose y mirándome con carita cada vez que había que esperarlo y que seguro, ahora tiene bien claro que “El mejor amigo del perro es otro perro “ y no su ama. jeje (La próxima vez que me vea con la mochila, echa a correr como el galgo que no es).
Raquel corriendo descalza bajo la lluvia, Eu con su “estoy que me va a dar algo” (motivo: su mini-mochila, el mono de café de todo el día y la ducha que llegaba a esas horas, jeje)...y los demás algo mejor pero con las mismas ganas de llegar.
Eva se marchó rápidamente a otra gran fiesta y al poco llegaron Coca, Carlos, Chato, Esteban y Rodrigo que venían de bajar el Mela.
Al rato, la puerta del bar se abrió y allí estaba Eva y su descriptiva cara de desesperación.
No hizo falta preguntarle nada para que las risas llenaran el bar...
Resignada, se unió a la comilona y hasta pasadas las 18.00 h no nos levantamos de la mesa...si es que..¡¡se están tan bien allí!!. Esta vez la sutileza para echarnos no fue de Lydia sino de Chato, su vicio al Queso y la reacción que éste le produce en su cuerpo.... ¡¡La madre que lo parió!!, a él y al cab..n de Coca que se lo dio.
Y Aquí El Chato
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